
La verdadera protagonista de “Deadwood” no es otra que la ciudad que le da título. Fundada a mediados del siglo XIX en Dakota del Sur como población minera, la localidad de Deadwood es un modelo de la vida en el viejo oeste: antiguo territorio indio –en sus tierras habitaron Cheyennes, Kiowa, Pawnee, Arapaho, Crow y Sioux, estos últimos hasta bien entrado el siglo XIX con líderes como el mítico Toro sentado-, tras la llegada de las primeras oleadas de población blanca alrededor de 1850, se convirtió en uno de los escenarios de la llamada fiebre del oro, que llenó de buscadores sus calles hasta crear un núcleo de población bastante populoso, que en la década de 1870 alcanzó su mayor momento de esplendor.
Es en este escenario y en este momento, entre 1876 y 1877, justo unos pocos años antes y algunos después de la anexión del territorio a la Unión, en el que David Milch sitúa la acción de la serie: un western sin héroes y sin moralina.
En la tercera temporada, Milch sigue proponiéndonos su maravilloso cruce entre realidad y ficción e introduce en la trama a otra gran figura del western: el sheriff Wyatt Earp, el vencedor del duelo en OK Corral, encarnado esta vez por Gale Harold (“Ley y orden”, “The Unit”).
La tercera temporada comienza seis semanas después del final de la segunda y marca el establecimiento de las primeras pautas de un verdadero orden civil, con la celebración de las primeras elecciones para alcalde, que enfrentarán a Sol Star con E.B. Farnum, y las primeras para confirmar el cargo de Sheriff, en las que Harry Manning desafiará el poder de Seth Bullock.
También será el momento del primer despegue económico de la ciudad, liderado por cada vez más corrupto George Hearst, destinado a convertirse en magnate y hombre de gran poder financiero y social en Estados Unidos y responsable en esta entrega de la muerte de algunos de sus mineros por el simple hecho de querer formar un sindicato. No lejos de los circuitos del poder, Alma Garret se someterá a un aborto, caerá en depresión y volverá a consumir laúdano.
“Deadwood” está lejos de ser una “serie de televisión más”. Es ficción en estado de gracia, una de las producciones claves en el renacimiento del género de series de los últimos años, un verdadero prodigio de la imaginación que supera por enteros cualquier otro western televisivo que podamos recordar. La crítica y los premios también han sido generosos con ella a lo largo de sus tres temporadas de existencia. Un Globo de Oro a la Mejor Serie dramática y siete Emmys así lo atestiguan.
Estreno: Domingo 10 a las 00.50 horas
Emisión: Domingos a las 00.50 horas
Departamento de Prensa de FOX