
En mayo pasado, la nueva entrega de las aventuras de Indiana Jones devolvía a la actualidad una reliquia arqueológica sumida en la controversia: un conjunto de cráneos, tallados en diferentes tamaños a partir de bloques de cuarzo cristalino, de supuesto origen precolombino.
“La leyenda de la calavera de cristal” sigue el proceso de análisis e identificación de dos de estos cráneos: los que se encuentran, respectivamente, en poder del Museo Británico y del Smithsonian de Washington.
Además ofrece información sobre el que permanece en París, y de forma muy especial, sobre el custodiado durante casi siete décadas por Anne Mitchell-Hedges, hija adoptiva del escritor y aventurero británico Frederick Albert Mitchell-Hedges, quien en los años 20 afirmó haber descubierto uno de estos cráneos en Centroamérica. De hecho, Anne Mitchell-Hedges protagoniza buena parte del documental, que narra su vida, desde su adopción hasta su muerte en 2007, con más de cien años.
Huérfana de origen canadiense, Anne Mitchell-Hedges (cuyo nombre real era Le Guillon) fue adoptada por F.A. Mitchell-Hedges y su esposa Lillian Agnes Clarke siendo casi una adolescente. La joven empezó pronto a acompañar al expedicionario en algunos de sus viajes, como el que realizaron en los años 20 a las ruinas Mayas de Lubaantun, en la Honduras británica (hoy territorio de Belice), donde los Mitchell-Hedges aseguraban haber encontrado la calavera de cristal.
Bien convencida por su padre de la autenticidad del hallazgo, o bien alentada por la influencia de éste –cuyos descubrimientos arqueológicos han sido cuestionados en numerosas ocasiones por los especialistas-, lo cierto es que Anne emprendió en su madurez una ardida defensa por la autenticidad de la calavera de cristal que, al menos, le otorgó buenos ingresos económicos. Entre 1967 y 2007, año de su muerte, exhibió el cráneo en numerosos eventos montados especialmente para la ocasión y concedió numerosas entrevistas (generalmente pagadas) en las que afirmaba sin fisuras el origen maya del mismo.
Tras su muerte, el depositario del cráneo y de la leyenda de los Mitchell-Hedges es Bill Homann, amigo personal de Anne Mitchell-Hedges, con la que vivió los últimos años de su vida, y al que podemos escuchar defendiendo su tesis en el documental.
De forma paralela a la trayectoria de Anne Mitchell-Hedges, “La leyenda de la calavera de cristal” sigue los pasos de los análisis efectuados este año a los cráneos depositados en el Museo Británico y en el Smithsonian por un equipo de investigadores británicos y norteamericanos
El del Museo Británico apareció por primera vez a finales del siglo XIX en la tienda del anticuario parisino, Eugène Boban, quien también habría sido propietario del cráneo de París, actualmente en el Museo Quai Branly. Tras ser exhibido en Nueva York, el cráneo, muy similar en estructura y tamaño al Mitchell-Hedges, fue finalmente vendido al Museo en 1897. Por lo que respecta al del Smithsonian, este es el más grande de todos los encontrados y fue remitido a la institución de forma anónima.
De la mano de especialistas, seremos testigos privilegiados del proceso de identificación de las piezas, un análisis llevado a cabo por verdaderos expertos, que aporta la conclusión definitiva sobre el origen de las calaveras confirmando una sospecha largamente acariciada: fueron fabricadas en Europa en el siglo XIX, utilizando diferentes tipos de manufacturas relacionadas con las que suelen emplearse en joyería.