De Berlín a Colonia, de Dresde a Hamburgo, los bombardeos aliados no dejaron nada en pie. Aunque hoy podemos pasear otra vez por todas estas ciudades como si nada hubiera pasado gracias a los magníficos trabajos de reconstrucción llevados a cabo entre los años 60 y 90, también pueden contemplarse las huellas de la destrucción en exposiciones especiales o en símbolos que conscientemente permanecen así para el recuerdo, como la iglesia del Kaiser de Berlín.
Mientras Hitler se atrincheraba en el búnker de Berlín y se negaba a capitular pese a los ruegos de sus generales, que ya daban la guerra por perdida, un arma nueva surcaba en los cielos de Alemania: un escuadrón de bombarderos del que se esperaba que fuera capaz de ganar batallas a distancia, sin el derramamiento de sangre que conllevaban los enfrentamientos de unidades de tierra. No se puede negar que lograra su propósito. Sin embargo, causó miles de bajas entre la población civil, sometida a una destrucción sin precedentes.
Domingo 21 a las 21.30h