La Central Nuclear de Chernóbil, cuyo reactor explotó el 26 de abril de 1986, provocando la mayor catástrofe nuclear de la historia, estuvo en su día a la vanguardia del diseño y la construcción. Ahora, 32 años después, DMAX ha decidido regresar al lugar del accidente para comprobar en qué situación se encuentra, explicar los motivos por los que fue construida la central y las razones por las que acabó desmoronándose, así como a las personas que originalmente diseñaron la estructura, su significado histórico y por qué ha quedado en desuso. Para ello, el canal ha recurrido al ingeniero Philip Grossman, toda una autoridad en el accidente nuclear de Chernobyl, que el miércoles 25 de abril a las 22,30 horas analizará en ‘Chernóbil tras el desastre’, un documental especial de una hora de duración, todos los aspectos del suceso.
Durante los últimos siete años, la obsesión de Grossman ha sido el paisaje abandonado que se desarrolló a partir del infame desastre nuclear de Chernóbil. Hasta tal punto que, en 2015, él y su esposa se casaron allí. El ingeniero, que ha visitado el lugar una decena de veces, es una de las pocas personas a las que se les ha permitido un acceso casi sin restricciones a la zona de exclusión altamente peligrosa, el área que rodea el lugar de la explosión del reactor nuclear. Ahora, siguiendo las pistas que apuntan a un posible espionaje de la CIA y un encubrimiento soviético interno, Grossman espera que su último viaje sea en el que encuentre las pistas de lo que realmente pudo haber causado el mayor accidente nuclear de la historia.
Hasta ahora, las únicas certezas de las que disponemos indican que el Reactor 4 de Chernóbil explotó, matando directamente a 47 personas, muchos de ellos bomberos, y provocando el fallecimiento de otros 4.000 en los años siguientes. La explosión, señala Grossman, liberó 400 veces más material radiactivo a la atmósfera que la bomba atómica de Hiroshima. Los soviéticos evacuaron rápidamente la cercana ciudad de Pripyat, con una población de 50.000 personas, y acordonaron un radio de más de 30 kilómetros en torno a la central. Hoy en día, gran parte de esta zona de exclusión sigue siendo una zona muerta, plagada de maquinaria oxidada, edificios huecos y maleza salvaje. Aunque los niveles de radiación han ido disminuyendo gradualmente, aún siguen siendo altos, lo cual no ha detenido a Grossman en su obsesiva misión: encontrar respuestas.
Así, como podremos ver en ‘Chernóbil tras el desastre’, Grossman encontrará una primera pista en la sospechosa proximidad de la planta nuclear a una enorme instalación de radar de la Guerra Fría que, en el momento del accidente, aún mantenía capacidades ofensivas. Además, Grossman localizará una planta de fabricación de bienes de consumo, como relojes de alarma que, sospechosamente, se construyó sobre un misterioso sótano que podría haber albergado un almacén de misiles. Así, el ingeniero estadounidense llegará a la conclusión de que Chernóbil podría haber sido en realidad una planta de energía nuclear masiva que podría generar tanto energía para uso civil como plutonio para construir armas. ¿Puede ser posible entonces que la CIA saboteara la planta, introduciendo un virus en sus sistemas informáticos, sabiendo que tenía capacidad militar?
Miércoles 25 a la 22.30h.