La historia de ‘Dirty Lines’ comienza en la Ámsterdam de 1987, en una época de cambios vertiginosos en la sociedad holandesa. Marly Salomon, estudiante de Psicología, acepta un trabajo a tiempo parcial en Teledutch, la nueva empresa de los hermanos Frank y Ramon Stigter, artífices de las primeras líneas eróticas de Europa.

Frank y Ramon se hacen ricos de la noche a la mañana, y Marly se ve envuelta en esa impetuosa y descontrolada transformación. Los últimos años de la Guerra Fría propiciaron un espíritu de esperanza, e inspiraron a una nueva generación para que disfrutara a tope de la vida. Ámsterdam se convirtió en el centro de esa revolución cultural con la irrupción de un género musical rompedor, el ‘house’, y de la novedosa «droga del amor»: el éxtasis. Las líneas eróticas ofrecían la oportunidad de practicar sexo de forma anónima. Esto supuso cambios en la moralidad de los consumidores, pero también —y muchos— en la de sus creadores.
Desde viernes 8

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