En la isla de Tahití, en la Polinesia Francesa, el Alto Comisario de la República, De Roller, representante del Estado francés, no deja de tomar el pulso a una población local cuya ira puede despertarse en cualquier momento.

El avistamiento de embarcaciones con tráfico de prostitutas lleva a sospechar la presencia de un submarino en las inmediaciones.
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