Roma, 2011. Las instituciones políticas están al borde del colapso, los escándalos sacuden el Vaticano y el caos impera en la calle.
En el submundo criminal, Cinaglia (Filippo Nigro) ha intentado ocupar el puesto de Samurai, y, junto con Badali (Emmanuele Aita), supervisa toda la actividad delictiva de la ciudad. Lo ayudan Adelaide (Paola Sotgiu) y Angelica (Carlotta Antonelli), líderes de los Anacleti, y Nadia (Federica Sabatini), encargada de la gestión de los «puntos de venta» en Ostia.
Pero no todo el mundo está satisfecho con el orden establecido. Nuevos jugadores irrumpen en el terreno de juego, trastocando el equilibrio de Roma. Es el comienzo de una revolución que se propaga velozmente desde la Iglesia y el Ayuntamiento hasta las costas de Ostia y que busca erradicar todo lo que huela a pasado.
Así las cosas, Spadino (Giacomo Ferrara) debe volver a casa para evitar la destrucción de su familia. Para ello, tendrá que forjar nuevas alianzas, incluso con personas a las que nunca se habría arrimado. Pero la guerra es así, y el control de Roma vuelve a estar en el aire.
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