El icónico Nicolas Cage se pone en la piel -y en el ataúd- de Drácula en esta sangrienta, oscura, maquiavélica y, ¿por qué no?, divertida película que cuenta la historia de Drácula de una forma distinta. Sin embargo, esta vez Drácula no es el protagonista, sino que lo es su asistente, Renfield, a quien interpreta Nicholas Hoult (‘X-Men: Primera Generación’).
Renfield es el eterno criado de Drácula, condenado a vivir con él durante la eternidad, además de verse obligado a cumplir sus oscuros deseos (por horrorosos que estos sean), Renfield vive una vida vacía que solo puede llenar el Conde. Cansado de suministrarle incansablemente cadáveres, ayudarle a vencer a las fuerzas de la Iglesia, y de recomponerle cuando la luz del sol o demás males penetran en su piel -una estaca, un crucifijo…-, Renfield está decidido a poner fin a una relación tóxica que le está chupando la sangre -metafóricamente-.
Después de múltiples adaptaciones sobre el Drácula de Bram Stoker, el director Ryan Ridley presenta una versión del mito que pocas veces ha sido planteada: la relación entre el sirviente y el Señor, pero visto desde una óptica un poco más contemporánea, exponiendo una relación de dependencia que, aunque se alejen de las relaciones que mantenemos los mortales, no deja ser interesante.
Viernes 1 a las 22.30h