La explosión que dejó sin vista al inspector Alexander Haller (Philipp Hochmair) también acabó con la vida de su mujer, la fiscal Kara Hoffman (Anna Rot). Dos años después del terrible suceso, y ya retirado, Alex sobrevive con la culpa golpeándole cada día: la bomba iba dirigida a él. Sin fuerzas para seguir adelante, el exinspector solo quiere desaparecer del mundo, no soporta más la oscuridad que le rodea. Con su revolver escondido, coge un taxi que le lleva hasta el lugar elegido y espera a que el taxista se vaya para empuñar su arma y pulsar el gatillo. Pero Nikolai Falk (Andreas Guenther), el taxista, tiene otros planes para él. Ha decidido que esa no es manera de solucionar los problemas y evita que Alex se quite la vida.

Sin embargo, todavía quedan muchas sorpresas para el exinspector cuando el culpable de haber puesto aquel explosivo debajo de su coche, Udo Strasser (Stipe Erceg), escapa de la cárcel para demostrar que él no tuvo nada que ver con la tragedia, dándole un nuevo sentido a la vida del exinspector. Es entonces cuando Alex, de la mano del taxista convertido ahora en su conductor personal, comienza a investigar por su cuenta lo que realmente sucedió aquel trágico día. Esto no convence del todo a su excompañera Laura Janda (Jaschka Lämmert) y a su antiguo superior Pohl (Johannes Silberschneider), preocupados por el estado emocional y la inestabilidad de Haller.

Alex y Niko pronto se topan no sólo con el rastro de una brutal red de tráfico de niñas de la que ha escapado una joven bielorrusa, sino también con importantes irregularidades dentro del trabajo policial, relacionadas con la muerte de Kara. Utilizando medios poco convencionales, las habilidades intuitivas y sensoriales que han florecido desde su ceguera y la efectiva ayuda de Niko, Alex quiere llegar hasta el final del caso y que se haga justicia.
Lunes 10 a las 22.30h
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