‘Megamix brutal’ cuenta la historia de dos amigos que crearon un imperio discográfico en la Barcelona de los 80 y cómo las salvajes rivalidades en la industria de la música de baile española los llevaron al desastre. Un viaje desde el italodisco hasta Operación Triunfo pasando por la ruta del bakalao o éxitos como “Duro de pelar” que remezcla innovación musical, traiciones, sobornos e incluso un secuestro fallido.
La serie documental de tres capítulos entrelaza con un estilo muy original y cuidado los testimonios de sus protagonistas y las recreaciones de los hechos que narran. Cuenta con la participación de djs y productores de éxito como Toni Peret, Josep María Castells, Quique Tejada, Mike Platinas, Ricardo Campoy, los hermanos Ten o Jordi Cubino.
Coproducida por RTVE Play y 3Cat en colaboración con Producciones del Barrio, cuenta con la dirección de Rafa de los Arcos, el guion de Asier Ávila y la locución de la mítica estrella de la radiofórmula de los 80 y 90, Fernandisco. Los tres capítulos estarán disponibles el 25 de junio en la plataforma digital gratuita de RTVE y se puede disfrutar ya de un avance en un set dentro de la exposición Casa RTVE Play en Barcelona.
Como complemento transmedia, RTVE Audio lanzará en julio un pódcast de seis episodios en los que Peret, Castells, Tejada, Platinas, Cubino y los Ten desarrollarán su trayectoria profesional a través de una playlist de hits muy personal.
La historia de los ‘Max Mix’
‘Max Mix’, ‘Máquina Total’, ‘Bombazo Mix’, ‘Ibiza Mix’, ‘Rambo Total’, ‘Caribe Mix’, ‘Rumba Total’, ‘Currupipi Mix’… Quienes pisaron las discotecas de los ’80 y los ’90 seguro que bailaron los temas de estos populares recopilatorios. ¿Pero quién estaba detrás?
Max Music fue un pequeño sello discográfico que revolucionó, desde Barcelona, la industria discográfica. Sus fundadores, Ricardo Campoy y Miquel Degà, dos amigos de la infancia, editaron estos discos mezclados por disc-jockeys de la talla de Mike Platinas, Toni Peret, Josep Maria Castells y Quique Tejada. Y todo ello, en dura competencia con otro sello barcelonés, Blanco y Negro.
Mientras la crítica los menospreciaba, batieron todos los récords de ventas, superando incluso a artistas como Julio Iglesias y provocando que las multinacionales exigieran listas separadas entre recopilatorios e intérpretes. Protagonizaron en primera línea el fenómeno cultural que hizo que el disc-jockey pasase de considerarse un simple “pinchadiscos” a ser tratado como figura mediática.
El megamix: la gallina de los huevos de oro
El megamix era un pequeño collage sonoro que incluía, enganchados, los estribillos de los éxitos del momento rellenos con efectos sorprendentes por la época porque se hacían de manera artesanal: cortando y pegando la cinta en un magnetófono a bobina.
Aparte de este género, Max Music también descubrió a artistas que han hecho bailar a varias generaciones. Es el caso de Jordi Cubino, un productor de dilatada trayectoria y autor de canciones como “Corazón latino” que con sólo 20 años y el apodo de David Lyme creó e interpretó éxitos del italo disco como “Let’s go to Sitges”, “Playboy” o “Bambina”; el dúo badalonés de tecno-pop Viceversa que triunfó con su hit “Tu piel morena”; Paco Pil, autor del famoso “Viva la fiesta”; la barcelonesa Rebeca y su incombustible “Duro de pelar” y también Sonia y Selena con el éxito del verano “Yo quiero bailar”. Temas todos ellos que forman parte ya de la banda sonora de nuestras vidas.
Triunfar a cualquier precio
Campoy y Degà se propusieron hacer todo lo necesario para triunfar y hacerse multimillonarios: explotaban a los disc-jockeys para que produjeran más recopilatorios, escatimaban pagos a los artistas, sobornaban a los jefes de las emisoras de radio para que sus discos sonaran más que los de la competencia, pagaban a un guardia civil para que traspapelara las denuncias que recibían en los juzgados y, si algún proveedor les debía dinero, recibía la visita de sus gorilas y todo se arreglaba.
El éxito internacional de los megamix y las ventas millonarias llevaron a Max Music a abrir sucursales en México y Miami, pero la relación entre los dos socios -que habían creado un imperio, eran vecinos de chalet y padrinos de sus hijos-, se acabó envenenando. Campoy decidió marcharse para formar una nueva compañía (Vale Music) y Degà se vengó contratando a unos sicarios mexicanos para que le secuestraran. El problema es que se equivocaron de objetivo.
Desde martes 25