La plataforma FlixOlé estrenará el próximo viernes, 31 de enero, el clásico del cine rural: Sierra maldita (Antonio del Amo, 1954), película insólita para la época que, conjugando drama, misterio y western con referencias lorquianas en torno a las tradiciones del interior peninsular, asienta una trama de odio, pasiones y control hacia las mujeres. Destacado título de la corriente realista en España fue recibido con buenos ojos por la crítica y premiado en distintos certámenes para luego permanecer como una perla oculta del audiovisual nacional.

Puebla de Arriba es un pequeño municipio de la serranía almeriense condenado por la superstición y que vive bajo la creencia de que las mujeres allí nacidas son estériles a causa de la maldición de un fantasma, la Niña Negra. Mientras las ‘cobijadas’, como así se conoce a las vecinas de dicha localidad, acuden a Puebla del Valle a rezarle a la virgen para acabar con el castigo, los varones lo hacen para encontrar esposa y procrear. Juan (Rubén Rojo), vecino de dicha aldea, está enamorado de Cruz (Lina Rosales), natural del pueblo maldito. Ambos contraen matrimonio e intentan sobreponerse al enconamiento entre los dos pueblos, a las habladurías y envidias de la gente, así como al acoso incesante de Lucas (José Guardiola) hacia Cruz.

Además de representar, con tono realista y sin recurrir a aspavientos folclóricos, la Andalucía agreste, Sierra maldita se adentra en la España profunda para mostrar su lado más áspero, atávico y opresivo. Ello queda reflejado en las escenas de violencia y en el ensañamiento al que someten los lugareños a la pareja; especialmente al personaje femenino, quien es víctima también de violencia sexual. Asimismo, la cinta evidencia la estigmatización de aquellas mujeres que no pueden concebir un hijo o simplemente permanecen solteras cuando alcanzan cierta edad; todas ellas son condenadas a vestir el negro en Puebla de Arriba.

Bodegón realista, incómodo y premiado

En su búsqueda de un cine de alta calidad, Antonio del Amo se aproximó al documental para abordar los aspectos sociales y culturales del entorno rural andaluz. Para ello, el equipo de rodaje se trasladó a Mojácar, Níjar y Garrucha, municipios almerienses que sirvieron al director para capturar los paisajes, la vida de los habitantes y el arraigo a tradiciones ancestrales. Del Amo animó a los actores a desenvolverse en dicho espacio campestre y, entre carboneros, el elenco aprendió a manejar el hacha y a cortar árboles. Al mismo tiempo, el realizador aclimató ciertas partes del metraje al western americano para insuflar crispación a la atmósfera y a los personajes.

En el guion del filme intervinieron Alfonso Paso, el popular dramaturgo cuyas funciones teatrales colgaban siempre el cartel de “No hay localidades”, y el escritor y productor José Luis Dibildos. Junto al director, tuvieron que modificar el proyecto original por la censura, que obligó a suprimir varias escenas pasionales, a esclarecer que la trama se desarrollaba en otra época (por eso de que la superstición y los hechos narrados no tenían lugar en la España franquista) y a reducir la seducción colectiva a un triángulo amoroso. Además de las cortapisas del régimen, la producción se vio condicionada por problemas derivados del presupuesto y la infraestructura.

Aunque el estreno de la película obtuvo una tímida repercusión comercial, las imágenes impactaron en la crítica y tuvieron su recorrido por importantes circuitos fílmicos: el largometraje se proyectó en el Festival de Venecia y regresó con el premio a Mejor película en el Festival de San Sebastián; asimismo, recibió tres galardones del Círculo de Escritores Cinematográficos (en las categorías de Mejor película, Argumento original y Actor secundario, otorgándose este último a José Guardiola).

Un clásico de un director renovador

Sierra maldita suscitó un interés que ha perdurado hasta la actualidad entre las personas cinéfilas, a pesar de la escasa difusión del título en las salas y en los libros de historia cinematográfica. No ayudó tampoco que Del Amo fuese recordado como el director que encumbró a Antonio Molina y Joselito, exitosa etapa basada en un cine más comercial (El pescador de coplas, El ruiseñor de las cumbres, Saeta del ruiseñor, Escucha mi canción, entre otras) que opacó la trayectoria por la que fue incluido dentro de la generación de ‘los renovadores’ (junto a Manuel Mur Oti, José Antonio Nieves Conde y Arturo Ruiz-Castillo).

Considerada por el propio Del Amo como su mejor película, Sierra maldita fue uno de los escasos ejemplos del cine reflexivo, comprometido socialmente y de calado artístico que el director pudo llevar a efecto. Los apuros económicos impidieron que el director y ensayista cinematográfico siguiese explotando dicha vía, lamentándose con posterioridad por no haber regresado a la misma cuando los ‘films con niño’ le procuraron los recursos que necesitaba.

Con la incorporación del citado largometraje a su catálogo, FlixOlé recupera y pone en valor el legado del realizador por un cine español que remueve conciencias, sumándose así al otro título ya disponible en la plataforma con el que Del Amo cerró su etapa más experimental: El sol sale todos los días (1956).

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