Filmin estrena el 22 de noviembre la primera película de la escritora francesa Christine Angot, en la que confronta a su entorno con las violaciones continuadas que sufrió en manos de su padre.

El viernes 22 de noviembre Filmin estrena, en exclusiva en España, el documental «Una familia», primer largometraje de la escritora francesa Christine Angot, cuya obra literaria, de carácter autobiográfico, se ha definido por los abusos sexuales que sufrió en manos de su padre durante muchos años. Es el tema principal de novelas como «El incesto», «Un amor imposible» o «Viaje al Este» (las dos últimas editadas en España por Anagrama), y también de este documental en el que Angot se sirve de la cámara para enfrentar a las personas de su entorno, desde la esposa de su padre a su propia madre, su expareja o su hija, con las violaciones que sufrió de manera reiterada y sostenida en el tiempo. La película se estrenó en la sección Encounters del Festival de Berlín y tuvo su premiere española este verano en el Atlàntida Mallorca Film Fest.

«Una familia» arranca con una escena violenta e incómoda. Angot y su pequeño equipo de rodaje se plantan frente a la puerta de la esposa de su padre, ya fallecido. Al abrir la puerta, la mujer, ya anciana, intenta cerrarla tras ver la cámara, pero Christine logra interponer su pierna y meterse en la vivienda. Su objetivo es simplemente hablar, entender cómo vivió la mujer todos esos años de abusos e incesto que la novelista denunció una y otra vez sin recibir el apoyo de nadie. Y que la cámara sea testigo de este encuentro. Aunque la conversación se desarrolla en un tono tenso pero educado, días más tarde Angot recibirá una denuncia por allanamiento de morada.

Sobre esta escena, la directora recuerda sus intenciones: «Quería ir a la dirección a la que había escrito a mi padre durante mucho tiempo, y donde había estado una vez, hace treinta y cinco años. Pensé que era incapaz de tocar el timbre. Por miedo a que no hubiera respuesta, o a que se me negara la entrada. Así como no había habido respuesta a los pocos mensajes que dejé por teléfono en los últimos años. Y sé que si no hubiera tenido una cámara conmigo no hubiera estado filmando el timbre, mi dedo no lo habría presionado. No estaba sola; eso es esencial. No habría ido sola. Por miedo. Por imposibilidad».

Angot, que cuenta por primera vez con el apoyo de una cámara para registrar su historia, reflexiona sobre la diferencia entre literatura y cine en la creación de imágenes: «En la literatura, las imágenes existen, pero son internas, personales, mentales, creadas por cada lector a partir de una frase escrita. Mientras que en el cine, estas imágenes pueden ser descritas, comentadas y caen bajo la categoría de evidencia. Nadie puede decirme que estoy haciendo que la esposa de mi padre diga esto o aquello. Podemos ver que realmente es ella quien lo dice».

La directora rechaza la idea de que esta película sea un ajuste de cuentas con sus seres queridos ante su silencio durante años. Por ejemplo, entrevista a su expareja y padre de su hija, Claude Chastagner, que en una ocasión escuchó como su entonces suegro violaba a Christine, pero no supo como reaccionar y se quedó encerrado en su habitación. En la película, descubrimos que él mismo sufrió abusos sexuales a los 11 años. «Quise que surgieran las palabras. Quise escuchar lo que tenían que decir quienes callaron. Eso no tiene nada que ver con la venganza. Mi objetivo consistía en poder hablar de esto antes de que todos muriésemos. Era importante no solo para mí, sino también para nuestros hijos, para quienes nacerán después. Y para todos nosotros. En el fondo, la sociedad también es una familia», concluye Angot.

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