Gracias al cine hemos visitado ciudades como Nueva York, Londres, París, Roma, Madrid o Barcelona. Grandes urbes donde viven millones de personas y en cuyas calles transcurren miles y miles de historias. En cambio, en ocasiones el cine nos ha acercado hasta pequeños pueblos; a ese mundo rural en el que parece que nunca pasa nada digno de contarse. Un mundo que, sin embargo, da pie a argumentos fascinantes, casi siempre con los pies de los personajes bien firmes sobre la tierra.
Los meses de julio y agosto TCM se va de veraneo al campo, a visitar pequeños pueblos cinematográficos, como el que se ve en El espíritu de la colmena de Víctor Erice. Daremos una vuelta por los famosos puentes de madera del Condado de Madison. También viajaremos a Villar del Río, en dónde están a punto de llegar los americanos cargados de millones. Nos trasladaremos a una localidad minera de Gales en ¡Que verde era mi valle! y a esa pequeña arcadia feliz y surrealista que encontró José Luis Cuerda en Amanece que no es poco.
Todos los domingos de julio y agosto TCM emite por la noche una sesión doble en donde el campo, la tierra, las pequeñas aldeas y pueblos y, naturalmente, los hombres y mujeres que los habitan, serán los verdaderos protagonistas.
Domingos por la noche